Este titular es equívoco porque, no haría falta decirlo, no dejó nunca de ser mujer. Lo que humildemente se pretende con la llamada de atención que siempre es un titulo, es señalar el cambio producido en los últimos años, al amparo de la libertad, y que ha propiciado que asuntos, comercios, lenguajes que siempre habían sido masculinos (y casi siempre machistas) hayan pasado a ser ejercidos con normalidad por las mujeres.
Hasta ahora dotarse de lo que se denomina juguetería erótica era un asunto con olor a retrete, antros casposos, páginas vergonzosas y clandestinas de determinadas revistas. Por decirlo claramente si se le llamaba sórdido se definía el fenómeno con bastante precisión.
De siempre se vendieron "consoladores". A veces camuflados, a veces abiertamente. Ahora no se venden. Quiero decir que no se venden con esa ideológica definición. Porque en la palabra consolador se esconde el sustitutivo de algo que no se alcanza, algo de premio menor.
Ahora se venden dildos (entre otras cosas). El dildo no sustituye a nada ni es alternativa de algo. Es un objeto de place genital que, hasta en su desarrollo estético, se ha alejado de la competencia con la polla y cada día se parece menos como si trabajando en los mismos parajes lo hiciesen en dos tipos de actividad. (Algún poeta tal vez diría que nadie quiere parecerse a su propio retrato).
Con la aparición de la juguetería erótica y el comercio de ella gestionada por mujeres, las chicas se acercaron con la libertad de que allí se ofrecía algo que les podría ser de utilidad y que no estaba ligada al exclusivo morbo del macho.
Han surgido también las ventas a domicilio del género (género de género, que bonito) a semejanza de esa vieja tradición comercial entre mujeres de tan grato recuerdo en la memoria sentimental de muchos (Avón llama, el tapper...).
Pues bien de esta nueva realidad, de la sociología que la envuelve y de su desarrollo cotidiano hablaremos en el programa del viernes 12 de "Proyecto ADN". Nos acompañará una mujer relacionada con la venta de juguetería en tienda y domicilio, una mujer que, junto a su socia, ha creado una factoría de objetos diseñados para un uso sexual y de placer. Estará también con nosotros una poeta conocida del programa que utiliza en su literatura el lenguaje transgresor que hasta ahora era patrimonio exclusivo de los hombres.
Pero me parecía que faltaba algo. Entonces recordé una frase de Isabel Allende en la que venía a defender que "no se buscase el punto "G" en las vaginas de las mujeres sino en las orejas. Porque son las palabras las que provocan las más altas cotas de excitación femenina". Para obedecer a esta demanda solicité la presencia de un hombre-libro y de una mujer-libro. ¿No sabéis lo que es? No os preocupéis en el programa lo explicaremos.
Antes de esa convencional fiesta del 14 de febrero en "Proyecto ADN" vamos a hablar de deseo y placer. De bricolaje erótico y emociones. Y todo regado con canciones adecuadas al tema. Yo, no me lo perdería.
Mariano Crespo
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