
“Garzón en los tiempos del cólera”
Esta es una pregunta retórica de manual. Parece que sí es una fosa común, sí.
Pero si la pregunta la extendemos al territorio nacional (e incluso internacional) en donde ciudadanos y ciudadanas tengan que convivir bajo la tutela y obediencia de un conjunto de derechos y obligaciones, amparados por una Constitución libremente elegida y tutelada por unos tribunales de justicia parece más inverosímil.
En el tiempo de la difícil transición democrática, el cantautor Víctor Manuel, hizo una canción que finalizaba “Aquí cabemos todos o no cabe ni dios”. Esta tampoco ha sido una afirmación retórica. No voy a recordar aquí las penalidades, y hasta la cutrez, que miles, casi una mayoría de ciudadanos, pasaron para ser “normales”. Era anormal casarse por lo civil (Y generalmente aburrido porque los jueces no pusieron nada de su parte), era anormal estar sindicado en una empresa, era anormal usar anticonceptivos, era anormal ser objetor y pacifista, era anormal consumir cannabis mientras los poderes iban hasta el culo de cocaína, era anormal amar a alguien del mismo sexo mientras la iglesia coleccionaba expedientes de pederastia como el que hace la colección Rin-tin.tin. Era anormal compartir responsabilidad en la anticoncepción mientras en las listas de viajes a Londres estaban ellas, las hijas de ellas, las hijas de María. Respirar hubiera sido anormal si no hubieran necesitado mano de obra.
Franco había dicho que lo dejaba todo atado y bien atado. Pero nosotros fuimos a lo nuestros o a lo que podíamos, a ocupar los espacios de libertad dentro del sistema. Se hizo una Constitución. Se derogaron leyes y se aprobaron. Hubo renuncias y conquistas. Pero lo que viene sucediendo durante los últimos años parece una revisión a la baja de las libertades conseguidas, con unos supervivientes de la dictadura que, pasados los años, han perdido los complejos por mostrarse tal y como son.
En ese marco se produce el abordaje personal que está sufriendo el juez Garzón la persecución en su figura de la lucha contra el olvido.
Alguien que observara el panorama desde un plano cenital empezaría a sospechar que hemos hecho un retorno al pasado infame. Manifestaciones de clérigos que, con coartadas de lucha por la vida, reclaman el poder eclesiástico como censor y vigía de las leyes laicas, con los jueces persiguiendo a magistrados que quisieron poner bajo la tutela de la ley los desmanes de la dictadura y el amparo de sus víctimas.
Y en medio, una crisis económica, que corre el riesgo de ser la pantalla de humo que convierte en salvadores a los principales causantes.
En este paisaje, el programa de “Proyecto ADN” del viernes 12, tendrá como invitados al prestigioso abogado, Manuel Murillo, y al historiador y activista por la memoria histórica, Miguel Ángel Rodríguez Arias.