martes, 17 de noviembre de 2009

(6) El verso libre que sobrevivió al carcelero (avance del programa del viernes 20/11/09)






El 20-N falleció oficialmente FFB. Por entonces no se utilizaban las iniciales nada más que para los presuntos en las páginas de sucesos. Así que le llamaré así, FFB, con la certeza de que fue un asesino genocida pero que el difunto sigue siendo presunto para la Justicia, ciertos historiadores a sueldo, para el máximo partido de la derecha española, la iglesia católica y un buen número de españoles ligados culturalmente a sus cómplices. Aunque se haya aprobado la Ley de Memoria y se cumplan 34 años de aquél tránsito.

Pero en el aniversario de su muerte no tenía ganas de hablar del “sapo Iscariote” ni de su legado de sangre, exterminio y de terror. Tampoco me apetecía hablar del gran número de soplones, confidentes, acusicas, chivatos, chotas e informadores que en tan señalado día se quedaron huérfanos de oreja.

Quería pensar en positivo. En la gente que, guardando el miedo en la mesilla, conspiró contra él y sudaba de madrugada aunque fuera invierno. En los que todavía llegan puntuales a las citas sabiendo que retraso rima en asonante con hostias y rejas. En las mujeres que tejían jerseys de lana y compraban el tabaco por cartones sin haber fumado en su vida.

A la vida en prosa que se vivía en verso. Yo por entonces descubría poetas en discos. Me iba por las ramas de la música sin ir al tronco de los libros. Por esta irregular vía conocí a Machado, Hernández, Quevedo, José Agustín Goytisolo, Celaya, Alberti, León Felipe, Cesar Vallejo envueltos en las voces de Paco Ibáñez, Serrat o Aguaviva.

Una noche la impertinencia de mis gametos casi adolescentes me llevaron a una casa clandestina con clandestinos habitantes. Iba con la vana ilusión de que una mujer me incorporara a la biografía de sus deseos. Sin embargo allí me pasé una larga velada de palabras, a la espera del tren del sexo que resulta que esa noche no pasaba por ese apeadero. Pero durante una larga conversación aquella muchacha me contó la más extraordinaria historia de amor que nunca había escuchado. Ya circulaba de boca en boca por las alcantarillas del sistema. Y nunca olvidé el nombre de uno de los protagonistas: Marcos Ana. Luego, tras conocerle como amante lírico, le busqué en verso escrito. Ahora dicen que Almodóvar anda buscando planos para filmar esto que cuento.

Marcos Ana era el jilguero que no podía cantar que decía Serrat. Un poeta que sin existir el libro Guiness se iba a convertir en el record de reclusión de un preso. El hombre que mal comía para sobrevivir y buscaba clandestinamente versos para no quedarse sin postre.

Fue el hombre, el verso libre, que sobrevivió a su carcelero. Para nuestro bien. Y por eso le vamos a tener el viernes, 20-N en directo en Proyecto-ADN, en Radio Círculo. Para mimarle, Para conversar. Para celebrar su vida libre que es la nuestra. Para mirarle a los ojos y las manos. Y decirle nuestra verdad: que el árbol era él, que sólo le hubiera hecho falta para salir de su duda el contemplarse con detenimiento en un espejo. Porque el era el árbol que decía no conocer y a nosotros nos era imposible saltar el muro y decírselo.


Mariano Crespo


Viernes, 20 de noviembre, Radio Círculo, “Proyecto ADN (A dudar por Necesidad)”, de 16 a 17 horas, 100.4 FM, http://www.radiocirculo.es/

Os esperamos.


1 comentario:

  1. Para contrarrestar a los hooligans del fascismo, que el 20-N celebran la muerte del mayor criminal en guerra y paz (con permiso de Tosltoi)bastaría con que uno de sus supervivientes se invente un sólo verso y lo comparta desde las ondas marianas de Radio Círculo. Marcos Ana es es la promesa viva de esa proclama, lírica, como no podía ser de otra manera. Estaremos atentos.

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