Cuando dimos por título la mentira al programa del viernes pasado, lo primero que sentí es que lo que engloba esa palabra es tan inmenso, tan inconmensurable que habláramos de lo que habláramos en nuestra tertulia radiofónica, sería una aproximación pobre que podría provocar frustración a mucha gente al no ver respondidas sus expectativas con lo ofrecido.
Después preferí pensar que, como nos enseña la literatura, un título no es un titular de información que debe abarcar y delimitar lo más posible una información, sino que es una evocación para anticipar algo y hacer cómplice al oyente o al lector.
Me consolé pensando que si alguien se había sentido estafado cuando al leer “la nausea” no se encontró sobre un tratado científico sobre el aparato digestivo, y sobre las patologías esofágicas y de lo reflujos gástricos, era su problema, porque la vida no se lee como los diccionarios ni se vive como los documentalistas.
Y bajo el título evocador de la mentira dimos entrada a una psicóloga, María Jesús Álava, que abordo la mentira como fenómeno patológico y también natural de nuestra condición humana. La mentira, como casi todos los temas, cuando se rescata de su interpretación moral resulta de una riqueza exuberante. Y con María Jesús lo empezamos a disfrutar.
Con el historiador Alfonso Mateo Sagasta, recorrimos la connivencia que tiene la historia con la leyenda y la mentira y cómo los espectadores, al igual que a veces sucede en periodismo, eligen un relato repleto de poesía y épica, que una verdad aburrida y previsible.
A mí, según iba hablando, me dio por pensar en esa tirria que nos provocan los historiadores mentirosos (totalmente merecida) y lo piadosos que somos con los miles y cientos de miles que comulgan con ruedas de molino y, sin cuya existencia anónima, el historiador embustero no gozaría ni de audiencia ni de salario. La mentira existe porque tiene un mercado más fiel que la verdad (no quiero relacionar aquí las supervivencias seculares con las religiones, porque no tengo el día tocapelotas).
Por último, hablamos con el periodista Pascual Serrano que nos habló de la mentira periodística y cómo esta nunca es inocente y desinteresada porque se crea para proteger intereses, salvaguardar el poder establecido y mantener el “status quo” de la desigualdad. Pascual nos anticipó la próxima publicación de un libro en el que va a contarnos que capitales financian los medios de comunicación que nos construyen la verdad que consumimos cotidianamente. Ya he advertido a mi librera del alma, para que me reserve un ejemplar y me avise cuando salga.
Y nos despedimos los de dentro, con la sensación de haber realizado un programa que nos ha divertido. Igual nos estábamos engañando. Me gustaría mucho que no fuera así y que tú también pasases un buen rato con nosotros.
Mariano Crespo
BIBLIOGRAFÍA Y DISCOGRAFÍA DEL PROGRAMA
“Que yo era una mentira de la Luna”, Carilda Oliver (música de José María Alfaya)
“Esta ciudad es de mentira”, Mario Benedetti
“Elogio de la mentira”, Oscar Wilde
Queridos compañeros si queréis saber como está yendo mi nueva vida en Lyon, o sencillamente las refelxiones sobre la vida en general que estoy teniendo aquí, os dejo mi blog: http://nakedinfrontofthelyon.blogspot.com/
ResponderEliminarUn beso.
Irene.